Mapuches Introducción

Los mapuches (del mapudungún mapuche, el nombre que se dan a sí mismos, a su vez un compuesto de mapu, 'tierra', y che, 'gente'; es decir, 'gente de la tierra', 'nativos'), también llamados araucanos por los conquistadores españoles en los tiempos de la llegada de los europeos a Chile, son un pueblo aborigen sudamericano que habita el sur de Chile y el suroeste de Argentina. De modo genérico, «mapuches» abarca a todos los grupos que hablan o hablaban la lengua mapuche o mapudungún, y de modo particular el término se refiere a los mapuches de La Araucanía y sus descendientes.

A la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, habitaban entre el valle del Aconcagua y el centro de la isla de Chiloé, en el actual territorio chileno. Los grupos septentrionales, llamados «picunches» por los historiadores, se hallaban parcialmente bajo el dominio o influenciados por el Imperio inca y en su mayoría se sometieron a los conquistadores, pero quienes vivían en el territorio al sur del río Maule eran totalmente independientes de los incas y se opusieron también a los españoles en la llamadaGuerra de Arauco, donde mostraron un destacado dominio del caballo, el cual fue un importante factor en el desarrollo de su cultura. Entre los siglos XVII y XIX, los mapuches se expandieron al este de los Andes, de forma violenta en unos casos y pacífica en otros, en un proceso que significó la aculturación de los tehuelches y otros grupos de cazadores nómadas.

A fines del siglo XIX, los estados argentino y chileno ocuparon los territorios habitados por mapuches autónomos, mediante operaciones militares llamadas «Conquista del Desierto» y «Pacificación de la Araucanía», respectivamente.

En los siglos XX y XXI han vivido un proceso de asimilación a las sociedades dominantes en ambos países y existen manifestaciones de resistencia cultural y conflictos por el reconocimiento y ejercicio de derechos políticos y sociales y la recuperación de autonomía.

El sistema económico basado en la caza y la horticultura propios de las agrupaciones del siglo XVI, dio paso a una economía agrícola y ganadera en los siglos XVIII y XIX, convirtiéndose en un pueblo campesino luego de la radicación forzosa en terrenos asignados por los gobiernos de Chile y Argentina. Con el paso del tiempo, este cambio en sus prácticas culturales y económicas ha conducido a una gran fragmentación cultural y subdivisión de la propiedad, como también en una migración hacia las grandes ciudades por parte de las generaciones más jóvenes, de modo que la población mapuche actual es mayoritariamente urbana, la cual vive principalmente en Santiago de Chile y Temuco, aunque vinculada en diferentes grados con sus comunidades de origen. Actualmente los mapuches sufren de discriminación racial y social en sus relaciones con el resto de la sociedad, y según estadísticas censales, un gran número de ellos vive en la pobreza.

Periódo Formativo de América


El Periodo Formativo o Preclásico de América, corresponde al tercer periodo en que se divide la Prehistoria de América para efectos de estudio. Situado entre el 1500 a. C. y el 292. Gracias a la Agricultura, el hombre americano comenzó a conformar pueblos sedentarios y alrededor de ello se dio la formación de sociedades más complejas, inicialmente en Mesoamérica.

Descripción

El periodo formativo es el equivalente americano de la protohistoria europea, aunque en el caso americano es un período más dilatatado. Inmediatamente después de esta fase aparecen las primeras formas de escritura y las grandes casas clásicas como la de los antiguos mayas o los moche. Durante el período formativo de América se consolida la agricultura en las zonas de mayor densidad de población. aparecen en este período las primeras sociedades jerarquizadas con formas de gobierno más complejas que la de la aldea mononuclear. De hecho, durante el formativo aparecen grandes estructuras estatales que se extienden sobre centenares de kilómetros como la civilización olmeca en Mesoamérica que llegó a dominar extensos territorios y a construir importantes centros urbanos en torno a santuarios dedicados al Dios Jaguar. Otras culturas reseñables son las de los anasazi y sus similares (Arizona), así como los constructores de Montículos de Sudamérica.

Núcleos

Al terminar la última glaciación, se produciría la transición a la agricultura del maíz a partir de la recolección intensiva de vegetales. También aparecen los primeros poblados estables y numerosas culturas que viven de la explotación intensiva de recursos del mar, cuyos restos más típicos son los concheros, grandes montones de desperdicios de conchas de moluscos. Esta transición fue más intensa en México y en el centro-norte de los Andes (las dos zonas nucleares fundamentales de América). Concretamente en los Andes sobresale la cultura de Caral (Perú), con una fecha inicial superior al 2600 a. C.

Agricultura y Domesticación


La agricultura surge en todo el planeta con el inicio del Holoceno, es decir, el calentamiento global del planeta que terminó la era glacial. El hombre primitivo comienza un proceso paulatino de sedentarización obligado por el cultivo. Los cultivos en su proceso cíclico crean las tradiciones, contribuyen a que el pueblo desarrolle nuevos instrumentos, desarrolle el lenguaje y cree una cultura mucho más elaborada. El nómada primitivo tenía menos tiempo para todo eso. Los cultivos crean riquezas que proteger (los productos deben almacenarse para prevenir eventuales desastres naturales que alteren las cosechas) y los pueblos sedentarios, en un proceso que no fue inmediato sino largo, paulatino y que implicó prueba-error, comienza también a crear el concepto de ciudad como un sitio determinado para salvaguardarse y salvaguardar sus nuevas riquezas.

La actividad agrícola en América datadas del periodo arcaico es evidente y demostrable, ante todo en cuanto al modo de organización, éstas se organizaban en tribus exogámicas; esto significa que cada tribu tenía un número determinado de miembros que cuando superaban la capacidad alimenticia del conjunto, alguno debía ser expulsado para dar nacimiento a una nueva tribu.

Durante este periodo, el hombre es fundamentalmente recolector, cazador y/o pescador; posee la compañía de animales que lo acompañen y su liderazgo se basa en la teoría del más apto, quien debe demostrar su supremacía para poder conservar el liderazgo del grupo.

Asimismo, el cambio en el modo de subsistir también influye en los cambios tecnológicos, las armas se vuelven más pequeñas y afiladas, destinadas a la caza de animales más pequeños como conejos, venados, etc. El hombre crea el lanzadardos, boleadoras y otro tipo de trampas.

Producto del descubriendo de cosecha anual, las tribus deben organizarse de otra manera, se vuelven necesariamente más cooperativas entre sí, todo lo que no es recolectado se pierde y se pudre, con lo cual, comienzan a sofisticarse la organización económica y política, en lo que refiere a división de territorios y comercial, en el intercambio de productos.

Más adelante se comprobará que lo que comenzó siendo una tribu, derivará en aldeas para convertirse, en algunos casos, en grandes imperios, tal es el ejemplo de Egipto y Mesopotamia y Costa Este de Estados Unidos, aparte de las civilizaciones sedentarias que surgieron en América del Sur alrededor del 4000 a.C. do por números yacimientos arqueológicos que contienen restos de herramientas líticas utilizadas para la labranza y alimentos fósiles. Casi todos los países contemporáneos de América tienen evidencias de actividad agricola y se puede saber que los productos de mayor cultivos fueron maíz, calabaza y patatas entre muchos otros que en la actualidad son productos contemporáneos y originarios del continente.

Animales domésticos y otros han sido encontrados en Mesoamérica y Suramérica con dataciones de hasta hace 10 mil años y en el continente se dio a la par con el resto del planeta, es decir, durante el neolítico. El siguiente cuadro comparativo muestra el surgimiento de la domesticación tanto de animales como de plantas en diferente partes del mundo y puede verse la mención a lugares americanos:


Caral-Supe, con dataciones que la sitúan en el 2627 a. C., es decir, casi a la par con las ciudades mesopotámicas, egipcias, indias y chinas, es la ciudad cuya datación arqueológica la ponen como la más antigua del continente. En cuanto al modo de organización, éstas se organizaban en tribus exogámicas; esto significa que cada tribu tenía un número determinado de miembros que cuando superaban la capacidad alimenticia del conjunto, alguno debía ser expulsado para dar nacimiento a una nueva tribu.

Introducción al Período Arcaico de América

El periodo arcaico comenzó hace aproximadamente 10 mil años (8000 a. C.) y coincide con los inicios del Holoceno, es decir, cuando terminaron las glaciaciones y el planeta entero sufrió un calentamiento global. Es posible que este fenómeno planetario incidiera para que los pueblos prehistóricos, en su totalidad nómadas, descubrieran la agricultura e iniciaran un proceso de sedentarización. Dicho proceso conduciría a otro factor: el nacimiento de las primeras ciudades, que en América se presentaron casi a la par con la fundación de las más antiguas ciudades del mundo en Medio Oriente y China especialmente. El inicio del apogeo de la civilización Olmeca cierra este periodo arcaico hacia el 1500 a. C. El periodo arcaico de América coincide con el Neolítico de la periodización de la prehistoria universal humana.

Paleoindio en San Vicente de Tagua Tagua


De acuerdo a estudios de polen realizados en la zona de la Laguna de Tagua Tagua, se estableció que en gran parte del Pleistoceno superior, predominaba un clima más frío que el actual, con una cubierta arbórea representada por especies del bosque valdiviano como coigües, robles y lengas. Alrededor de los 10.000 años disminuye la formación del parque de coníferas, por aumento de la temperatura.

El humano se asentó en la zona hace aproximadamente 12.000 años.3 se creía que eran los más antiguos pobladores de estas tierras (Chile): craso error, pues las investigaciones realizadas por Tom Dillehay en el ya famoso sitio paleoindio de Monteverde en las cercanías de Puerto Montt, han determinado que su datación basal de aproximadamente 13.000 años antes del presente lo sitúan como el asentamiento humano más antiguo de Chile (Tagua Tagua bordea los 11000 a. C. años antes del presente), e incluso como uno de los más tempranos del continente americano.

Estos primeros cazadores americanos, a quienes los arqueólogos han llamado “paleoindios”, así como al estadio de desarrollo cultural que los describe, se ubicaron en Tagua Tagua para acechar y cazar a estos grandes animales que quedaban entrampados en los pantanos del lugar, para lo cual utilizaron una sencilla pero eficiente tecnología como grandes bloques de piedra y lanzas armadas con filosas puntas de proyectil de cuarzo finamente talladas.

Hace 12500 a. C. llegaron al Valle de Tagua Tagua los primeros pueblos cazadores recolectores siguiendo el rastro de grandes animales como mastodontes, caballos americanos y ciervos de los pantanos. El cambio climático debido al fin de la última Glaciación, el progresivo avance en la utilización de técnicas de cultivo y la domesticación de animales permitió la paulatina sedentarización de estos pueblos, que se asentaron en el curso de los ríos y en los valles formados por la cordillera de la costa, para cultivar maíz, quínoa, zapallo y porotos y para aprovechar la variedad de peces y mariscos que les otorgaba el mar y las maderas de las quebradas costeras plenas de arrayanes, boldos, peumos, canelos y maqui.

La laguna de Tagua Tagua

Laguna que quedaba a 5 km al sur de San Vicente, desecada en el siglo XIX, encontrándose restos de animales prehistóricos como mastodontes, caballos americanos y sapos gigantes. Hasta hace muy poco se creía que era el lugar de ocupación humana más temprana de Chile (9500 a. C.) pero más tarde se encontró el ya citado de Monte Verde (cerca de Puerto Montt), que era 1500 años más temprano (11000 a. C.).Arqueólogos y paleontólogos de todo el mundo han visitado los socavones del piso desecado de la laguna Tagua Tagua, haciendo hallazgos importantes. Como todo lugar que se precie, se describe al menos dos monstruos que habitaban dicha laguna.

Naturalistas como Claudio Gay visitaron la laguna haciendo estudios arqueológicos a pesar de no ser arqueólogo.

Alrededor del año 1833, don Javier Errazuriz Sotomayor concibió un proyecto de desagüe parcial de la laguna, la que no tenía desagüe natural, provocando inundaciones durante los años especialmente lluviosos. Los trabajos duraron cerca de 10 años. Es posible que un súbito aumento del nivel de las aguas haya hecho que éstas irrumpieran con fuerza en el túnel 34°27′50.47″S 71°10′0.35″O que se estaba construyendo para tal efecto. El canal fue incapaz de contener la crecida, y se deshizo, dejando libre paso a sus aguas y desecando la laguna.

Mastodonte de Humboldt

En la laguna desecada, un equipo de arqueólogos, con paciente labor, logró rescatar a escasa profundidad restos óseos de un mastodonte, que fue llamado Cuvieronius humboldti (mastodonte de Humboldt), paquidermo primitivo miembro de la familia de los Gomphotheridaes, ancestros de los actuales elefantes. 

Los restos fueron apropiados por el Museo de Historia Natural de París, y se ilustran en el Atlas de Gay de 1844. En 1868, Ignacio Domeyko hizo una extensa descripción geológica del lugar, pues estimó que la antigua laguna de Tagua-Tagua era la localidad donde hasta ese momento, se habían encontrado la mayor cantidad de huesos de mastodonte en Chile.

En Chile, los Gomphotheriidae están representados por dos especies, asignadas a sendos géneros, Cuvieronius humboldti y Cordillerion hyodon, con registros limitados al sector central y ausentes en Argentina.

Los restos posteriores fueron enviados al Museo Nacional de Historia Natural de Chile


La Salud en la Prehistoria


El hecho de convertirse en seres humanos representaba una notable ventaja para nuestros antepasados prehistóricos. Mientras que los animales perdían hasta un 80% de su descendencia, los seres humanos perdían sólo entre el 30% y el 50% de sus hijos. Además, ocasionalmente los seres humanos eran capaces de sobrevivir hasta más allá de su edad de capacidad reproductiva, hecho inusual en el mundo animal, y este prolongamiento de vida, evidenciaba una mejor adaptación del ser humano. Probablemente los cazadores recolectores primitivos eran propensos a sufrir ciertas enfermedades crónicas, causadas por organismos que pueden sobrevivir dentro del organismo humano que eran transmitidas mediante el estornudo, el aliento o los alimentos infectados.

Posiblemente, una de las enfermedades más comunes que sufrían nuestros antepasados estarían relacionadas con el tracto intestinal. Parece ser que gran parte de las infecciones por consumo de carne de animales infectados, pudieron a la larga haber hecho inmune en cierto modo, al hombre prehistórico. Sin embargo, otras infecciones accidentales, que sólo ocasionalmente se presentaban en el ser humano, habrían tenido efectos devastadores.

El doctor Fernando Prada Alonso, al respecto de la salud en la prehistoria, nos dice: «Partiendo de esta evidencia no parece probable que hayan existido otras enfermedades desconocidas que hubiesen podido afectar a estas poblaciones primitivas. Sin embargo, otras enfermedades que hoy en día son relativamente benignas, pudieron haber sido extremadamente virulentas en otros tiempos». Debido a las enfermedades, el promedio de vida de los hombres era de 35 años y el de las mujeres de 30 años. Esta diferencia de cinco años no se debía sólo a los embarazos y a los peligros del parto, sino a las condiciones mismas de vida que llevaban las mujeres, en el levantamiento de campamentos, cocina, etc..

Con referencia a la corta esperanza de vida, no se tiene en cuenta las enfermedades endémicas, sólo las duras condiciones del nomadismo, el clima, las luchas y peleas. En Egipto por ejemplo, a un lado del Nilo, se descubrieron fosas en donde por las evidencias arqueológicas, se pudo determinar que casi la mitad de la población murió por graves traumatismos, es decir de manera violenta.

Durante el neolítico (8000 a. C.), cuando se estaba en la transición al sedentarismo por la revolución agrícola, la estatura del individuo, se fue modificando (tendió a disminuir); el motivo puede ser la dieta alimenticia, pero también existe la posibilidad de nuevas enfermedades endémicas que hubieran tenido impacto, especialmente aquellas que causan anemias como la malaria y la anquilostomiasis. También fue aquí donde se encontró la primera evidencia de talasemia, una adaptación hereditaria de los glóbulos rojos de la sangre, que actúa contra la malaria.

La población prehistórica, creía que el dolor, era debido a factores externos, no sólo debido a las heridas sino debido a los espíritus malignos. En tales casos, se llamaba a brujos y chamanes para aliviarlos.

La trepanación, una de las pocas prácticas prehistóricas de las que se tiene evidencia arqueológica, se realizaba practicando un pequeño agujero en el cráneo, con una especie de broca de carpintero con mango. Ésta se practicaba en casos de dolor de cabeza, epilepsia y algunas enfermedades mentales: esta práctica fue común en todo el mundo (era un remedio heroico, basado casi siempre en la creencia de que el dolor era provocado por un "espíritu" que podía ser desalojado del encéfalo mediante la horadación del cráneo, facilitó que esta práctica durara milenios el hecho de que los sobrevivientes a la misma en efecto veían disminuidas o eliminadas las insoportables cefaleas al haber una descompresión en la cavidad craneana). Los que lograban sobrevivir a la trepanación, cubrían sus heridas con trozos de calabaza, piedra, conchas de moluscos, e incluso, con plata y oro.

El médico de la Sanidad Naval de la Marina de Guerra del Perú, capitán de navío SN (MC) Arístides Herrera Palacios, médico, marino de profesión y asesor del presente título, afirma que: «En Europa usaban como amuleto los restos de la trepanación. La práctica de la trepanación se hizo común hasta bien entrada la Edad Media».

La llegada de los primeros humanos a los Andes peruanos


Los primeros humanos llegaron al territorio peruano con las mismas características que sus antepasados que cruzaron la Beringia, con sus rudimentarios conocimientos de caza y recolección de frutos, asimismo, con creencias religiosas y formando pandillas o bandas; y, comienzan a vivir en zonas ricas de flora y fauna, para luego con los años descubrir la agricultura y la ganadería, como fue el caso de la costa peruana, en donde se vuelven semi sedentarios, debido a los recursos marinos que encontró en sus costas, listas para ser recolectadas.

Así, encontramos al humano más antiguo en el Perú, ubicado en la pascana de Paccaicasa, en la cueva de Piquimachay. Parece ser que la región andina comprendida entre la línea ecuatorial y los 20° de latitud sur, fueron la zona preferida de las bandas de recolectores, cazadores y pescadores, ocupando los pisos ecológicos quechua, suni, puna, yunga y chala. Estos primeros pobladores se acostumbraron al Ande y crearon muchos siglos después, las primeras culturas andinas, y posiblemente una de las primeras, fue la del complejo de Piki en Ayacucho.

Este sitio se encontraba a 12 kilómetros al norte de Ayacucho (capital regional de la región Ayacucho). Los restos fueron ubicados en la cueva de Pikimachay, a una altitud de 2740 msnm, con una antigüedad probable de 17.500 años, en el piso ecológico sierra quechua.

Ahora bien, es innegable que esta primitiva sociedad al sentirse desamparada, ante la ferocidad de algunos animales, las inclementes condiciones climáticas y otras, adversas a su subsistencia, sintió la necesidad de protegerse y desarrollaron mecanismos de seguridad, mediante abrigos (cuevas) seguros y, armas desde luego. La necesidad de seguridad ya era innata al hombre peruano. La organización social imperante, era la “comunidad primitiva”: vida, trabajo y subsistencia en común. Obligados por la escasa tecnología, estos primeros habitantes de los Andes peruanos hacían sus pocas actividades en forma conjunta con el resto de la banda y lo que obtenían, producto de ese esfuerzo, lo repartían en partes iguales, sin importar edad o género. En los momentos de la recolección, la banda era guiada por el hombre más experimentado, pero durante la cacería por el más hábil o por el más fuerte.

Existen otras evidencias tempranas de ocupación de los Andes peruanos en Jayhuamachay, Pachamachay y cerro Huargo, en el 13500 a. C.

En 1969, el estadounidense Thomas Lynch (Universidad de Cornell) descubrió los vestigios culturales más importantes, del 10560 a. C. (muestra GX 1859), en la denominada Cueva del Guitarrero (Guitarrero Cave), a 6 kilómetros al sur de la ciudad de Yungay, en la orilla occidental del río Santa, en el Callejón de Huaylas, región Ancash, provincia de Yungay, en la Cordillera Negra, en el norte de los Andes peruanos. La cueva se encuentra a 2580 msnm, y allí se han encontrado restos fósiles y que según su data, fue utilizada durante todos los siglos del nomadismo y de la época de los inicios de la agricultura por lo que a este lugar se le considera "uno de los grandes testimonios del origen de la agricultura en América"; pertenece al piso ecológico denominado Quechua.

En los estratos inferiores se han encontrado puntas de proyectiles y restos de cuchillo, según su descubridor, el arqueólogo Thomas Lynch, parece ser que fue la primera fábrica andina de instrumentos y armas.
En la costa peruana, cerca de Lima en Ancón, se encuentra Chivateros, cerca de la desembocadura del río Chillón que evidencia la presencia humana hacia el 8500 a. C.; y así podemos seguir enumerando sitios, en donde si bien no había aún el concepto de Estado y Nación, pero qué duda cabe, el humano peruano, sin saberlo quizá, iniciaba su camino lento pero inexorable hacia ello y hacia la civilización, la más grande de América: la Inca.

Así tenemos Lauricocha, en Huánuco, conjunto entre los 3.950 msnm, es decir, región Suni y los 4.500 msnm, región Puna. Ahí se encontró raspadores y lascas, huesos fosilizados de camélidos y cérvidos (taruga o taruca), raíces y tubérculos, proyectiles de puntas foliáceas en forma de sauce o laurel, tumbas, la mayoría de niños, figuras de animales, representación de danzas ceremoniales, etc., con una antigüedad de 8.000 a. C., con comprobación científica irrefutable. Es interesante analizar Lauricocha: se nota una organización del trabajo, ya una cierta organización espacial. La movilidad de la banda se hacía entre la cueva refugio y los refugios estratégicos de caza y recolección. Denota ya a esa temprana época, una organización de la seguridad y defensa de la banda u horda y de sus sitios semi temporales de refugio.

Ya en Lauricocha, debieron haber tenido una organización más avanzada a la de las bandas y debieron manejarse otros parámetros como la obediencia a los jefes, respeto a los primeros “especialistas”, y, defensa colectiva de su círculo de supervivencia y de sus cuevas–refugio.

Otras antiguas huellas de los Andes peruanos, son Tres Ventanas, Guitarrero II, Puente Jayhua, Toquepala (Tacna), Pachamachay y Telarmachay en Junín, y también Santo Domingo de Paracas.

En la etapa de los cazadores superiores, se inicia la explosión cultural del hombre andino peruano y se inicia con las pinturas rupestres, que eran pintadas en las paredes de las cuevas y en algunas piedras ceremoniales.
No hay duda que el dominio del fuego, trajo consigo más seguridad y sociabilidad a los hombres de aquella época. Al amparo de la seguridad de las llamas que los protegían de las fieras, a la vez que daba calor al hogar, los hombres, mujeres y niños, podían prolongar su jornada, una vez que había anochecido. Es innegable que alrededor de esa llama que daba seguridad y luz al anochecer, se reunían los grupos de las bandas para fabricar sus armas y cocer sus alimentos. Esas horas de convivencia al calor del fuego, debió estimular a usar cada vez más la expresión verbal.

Y así se llegamos a la revolución agrícola en los Andes peruanos. Desde los orígenes de la humanidad, hasta el siglo XXI, la humanidad ha pasado innumerables acontecimientos, pero son dos los que la han marcado, por el significado que tuvieron: uno de ellos es la revolución agrícola y el otro, la revolución industrial. La revolución agrícola se efectuó en todo el mundo, entre el 10.000 a. C. y el 5000 a. C. La revolución agrícola se da en América y el resto del mundo casi en forma simultánea y autónoma.

La revolución agrícola, se da en el actual territorio del Perú, entre el 6000 y el 2500 a. C. y convirtió al nómada en sedentario, al cazador en pastor, al recolector en agricultor. Las cavernas dieron paso a las viviendas con la finalidad de cuidar el huerto y el ganado. Se produce la división del trabajo. Se rompe la unidad grupal, al darse cuenta el hombre que para criar sus animales y sembrar, no necesita del grupo y mira a su entorno, que son su mujer y sus hijos, toma conciencia del concepto de familia y la protege. Se llega a este estado desde la etapa de “recolectores y cazadores superiores”, etapa en donde el hombre toma conciencia de la “caza y recolección selectiva”, es decir, sólo recoge los frutos maduros y deja los “verdes”; caza los animales adultos, y encierra y cría a los cachorros.

En la revolución agrícola, parece ser que domesticaron primero la calabaza, los pallares, el frijol, la quinua, las papas, el algodón y el maíz, en ese orden cronológico, en las plantas; y el cuy, la llama y la alpaca, fueron domesticados entre los animales, mientras que la vicuña y el guanaco, fueron objeto de caza selectiva.
Evidentemente, la “sociedad primitiva”, entra en crisis y toma bríos la “comunidad aldeana”, en donde el núcleo básico es la familia; los vínculos, son ahora de parentesco.
Lógico que esta división no se dio de la noche a la mañana; aún en plena revolución agrícola, la sociedad se dividió: unos continuaron con la pesca, caza y recolección, mientras que otros se dedicaban a la agricultura y ganadería.

Hasta que se llega a una nueva sociedad andina, basada en la agricultura y el apego a la Pachamama (madre tierra en quechua). En un medio de topografía variada, el antiguo hombre peruano tuvo que usar al máximo su ingenio, para crear las condiciones de siembra y de vida sedentaria. La ingeniería hidráulica, toma entonces una importancia vital y es así que comienza su desarrollo en esta etapa. Se inició también la tarea de ampliar la frontera agrícola con los andenes, denominados camellones o waru waru.

Así llegamos al Estado-Nación; parece ser que el primer asentamiento en territorio peruano estuvo ubicado en Chilca, cerca de Lima, al norte de la provincia de Cañete. Son casas de juncos y troncos de forma cónica y muy rudimentarias muy cercanas entre sí y de las chacras de frijol y calabaza. Parece ser que esta aldea fue organizada en el 5500 a. C. y abandonada en el 2300 a. C.

Subperiodos


Periodo protoindio

Con una fecha de arranque que queda abierta, ya que todavía no se ha dicho la última palabra en cuanto al momento de la llegada de los primeros hombres al continente, este subperíodo se prolonga hasta aproximadamente 20 000 a. C. En este lapso los inmigrantes inician su adaptación al nuevo medioambiente y se expanden por todos los confines. Los protoindios eran básicamente buscadores de comida que cruzaron el estrecho persiguiendo a sus presas (mamuts, antiguos bisontes, etc.) integrando bandas de cazadores-recolectores que lentamente fueron desplazándose con rumbo sur. Su instrumental era preferentemente fabricado en madera, hueso y piedra, trabajando esta última mediante la talla por percusión. De esta manera produjeron grandes choppers (hachas de mano), raspadores, martillos y herramientas bifaces que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas en abundancia. En Venezuela (Jobo y Cumaré), en California (Farmington), aparecen sepultados por material aluvional. En Texas e Idaho (EstadosUnidos), en Muaco (Venezuela), en Tequixquiac (México), en Pikimachay (Perú) se encuentran asociados a restos de fauna extinta de hace 22 000 años. En Argentina, en el altiplano andino y en la región valliserrana aparecen restos semejantes.

Los protoindios integraban pequeños grupos compuestos por familias de cazadores menores y recolectores que se cubrían con las pieles de los animales que mataban en los alrededores de los glaciares. Algunos grupos con mayor movilidad fueron desplazándose hacia el sur, sobre regiones que ofrecían mayor variedad de alimentos vegetales y animales. Los hallazgos de menos de 20 000 años muestran una variación en el modo de vida de estos cazadores-recolectores, lo que nos indica el comienzo de una nueva etapa.

Periodo paleoindio

En este período, que se extiende desde el 20 000 hasta el 8000 a. C. es abundante la cantidad de restos arqueológicos hallados en Estados Unidos, México, Centroamérica y Sudamérica. Aparece una nueva industria lítica, la de las puntas de proyectil, talladas finamente en piedra que presentan variedades denominadas clovis, lanceoladas, folsom, inca, fell, cola de pescado, etc. que dan cuenta de la gran difusión de esta técnica, que llega hasta el noroeste argentino, el Río de la Plata, Patagonia y Tierra del Fuego. El especialista alemán Müller Beck afirmaba que esta técnica pudo ser aportada por nuevos inmigrantes procedentes de Asia que pasaron por Bering hace entre 28 000 y 23 000 años, antes de que el último avance de la glaciación Wisconsin cerrara el corredor de Alaska.

La otra gran innovación del período lo constituyó el atlatl o propulsor, artefacto que aumentaba la eficacia en el lanzamiento de las jabalinas por parte de los cazadores. Estas mejoras tecnológicas constituyeron la base de las grandes culturas cazadoras del Pleistoceno, que habitaron las praderas y valles boscosos norteamericanos de clima benigno y abundancia de animales de presa. Los yacimientos excavados señalan sitios de campamento y matanza, con restos industriales y huesos de bestias fósiles.
Aunque no han quedado testimonios, se supone que fabricaron redes, cuerdas, adornos de hueso y plumas, etc. En Mesoamérica (México y América Central) y Sudamérica se han reconocido versiones de estas formas culturales perfectamente adaptadas al medioambiente, que complementaban la caza mayor con la recolección, desarrollando un estilo de vida que perduró por siglos sin modificaciones sustanciales.

Periodo mesoindio

Inicios de la agricultura en diferentes regiones del planeta; sólo se consideran las áreas de desarrollo primario no las que domesticaron plantas por influjo de regiones que previametne habían desarrollado la agricultura.
La retirada de los hielos hacia el norte (fin de la glaciación Wisconsin) generó importantes cambios climáticos y ecológicos hacia el 8000 a. C. provocando la extinción o la emigración de los grandes animales que constituian la base de sustentación de los grupos paleoindios. El paisaje americano comienza a parecerse al actual y los cambios se reflejan en las nuevas sociedades que surgen en este período. Diferentes patrones de subsistencia, tecnológicos y de asentamiento señalan la aparición del mesoindio, que se prolonga hasta el 1000 a. C. La alimentación de estos grupos se basaba en la recolección de frutos.

Fases del Período Paleoindio

Dentro del periodo paleoindio se pueden distinguir dos fases:

Cazadores-recolectores indiferenciados: culturas caracterizadas por una industria lítica arcaizante (cantos tallados, lascas musteroides, bifaces...). Los restos son escasos pero pueden ponerse ejemplos datados por encima de los 30 000 años de antigüedad en todo el continente: Topper (en Estados Unidos), Pedra Furada (en Brasil),Tlapacoya (en México) y Monte Verde (en Chile).

Puntas de proyectil: culturas de tecnología lítica muy avanzada y con una economía basada en la caza de animales de tamaño mediano y grande. Aparece hace unos 13 000 años y se caracteriza por diversos tipos de puntas de lanza foliáceas finamente elaboradas, las más famosas son las de la cultura Clovis (sur de EE. UU.), aunque, por supuesto, hay muchas más. A destacar, por situación geográfica, la Cueva Fell (en Pali Aike, Chile), cuyas puntas, llamadas de «cola de pescado», se datan en el 11000 a. C.

Introducción al Paleoindio

El Paleoamericano o Paleoindio es la era inicial y la más larga de la historia americana. Comprende todos los sucesos ocurridos aproximadamente antes del año 10000 AP (8000 a. C.). Durante ese tiempo se desarrollaron las primeras herramientas de piedra y las bases de la diversidad étnica y lingüística de América precolombina. Por extensión, se aplica también el término para designar a los seres humanos que vivieron en el continente durante esa fase.

El inicio de esta gran fase histórica es motivo de debate entre los especialistas. Si bien todos están de acuerdo en que inicia con la primera presencia humana en América, no hay consenso sobre el momento en que esto ocurrió y las rutas migratorias que siguieron esos grupos. Por muchas décadas, la propuesta dominante fue la llamada teoría del poblamiento tardío, para la que los primeros humanos no pudieron haber llegado antes de 13000 AP debido a condiciones climatológicas y a que no hay evidencia arqueológica válida que respalde una fecha anterior.

Algunos descubrimientos posteriores a la década de 1960 pusieron en tela de juicio la validez de esta propuesta. Algunos sitios ubicados en el centro y sur del continente arrojaron fechas por radiocarbono más antiguas que las ofrecidas por los partidarios de la teoría del poblamiento tardío —también llamada clovis primero o Clovis first—, lo que dio pauta al fortalecimiento de la teoría del poblamiento temprano. Muchos de estos hallazgos han sido objetados por inconsistentes, generalmente con el argumento de una contaminación del yacimiento por factores no humanos. Sin embargo, la solidez de la evidencia hallada en Monte Verde (Chile) no deja lugar a duda, y sus fechas por radiocarbono son anteriores a las de cualquier otro yacimiento norteamericano libre de objeción.

Los datos disponibles para la historia de este período son escasos, particularmente en las época más antiguas, y generalmente se trata de inferencias a partir de los hallazgos arqueológicos, que consisten principalmente en herramientas de piedra y restos orgánicos —humanos, animales y vegetales— o de antiguos campamentos. A partir de ellos se observa una complejidad creciente y una exploración tecnológica que dio como resultado una mayor diversidad de materiales para la confección de herramientas y la especialización de estas para diversas actividades.


Poblamiento de América


El poblamiento de América es el proceso por el cual se diseminó la especie humana en el continente americano. Los científicos no tienen dudas de que los seres humanos no son originarios de América, por lo que ésta fue poblada por humanos provenientes de otra parte. La evidencia paleoantropológica apoya la hipótesis de que los humanos llegaron a América procedentes de Siberia, en el extremo noreste de Asia.

Desde el punto de vista de la teoría del poblamiento tardío, los paleoamericanos entraron al continente durante la última glaciación, que permitió el paso hacia el Nuevo Mundo a través de Beringia. Este evento ocurrió entre 14 mil y 13 mil años A. P. Por otro lado, la teoría del poblamiento temprano dice que los humanos llegaron a América mucho antes, basados en el descubrimiento de restos cuyos fechamientos por carbono 14 dan una antigüedad mayor que 14 mil años A. P. A la investigación paleoantropológica se suma la información producida por la genética, que ha servido para reforzar algunas conjeturas sobre el origen de los americanos.

En general, se considera que la mayor parte de los indígenas americanos son descendientes de un grupo único proveniente del noreste o el oriente de Asia. Los pueblos de habla na-dené son descendientes de una segunda ola migratoria que se estableció en el norte de América, mientras que los esquimales llegaron al continente en el flujo migratorio más reciente.1 Después de que los paleoamericanos entrasen al continente, el paso de Beringia fue cubierto nuevamente por el mar, de modo que quedaron prácticamente aislados del resto de la humanidad. Salvo el caso de una breve colonización vikinga en la costa de Canadá y Groenlandia, no hay evidencia contundente que respalde un posible contacto transoceánico entre la América precolombina y el resto del mundo.

Después del contacto colombino se plantearon algunas conjeturas para explicar el origen de los indígenas americanos, por ejemplo, mediante el mito de la Atlántida o de las tribus perdidas de Israel. El avance de la investigación científica permitió demostrar que no había relación material entre el origen de los amerindios y esas creencias, por lo que esas antiguas hipótesis quedaron descartadas.

Evolución de las teorías

Relatos indígenas

Desde antes de 1492 las culturas aborígenes de las Américas construyeron tanto mitos de origen, como relatos de migraciones2 y acontecimientos históricos, diferentes entre una y otra cultura. Las culturas mesoamericanas consideraban que la presencia humana en el continente americano era muy anterior al que suponían los europeos. El Imperio Maya tenía registros históricos escritos al menos desde agosto de 3114 a. C.3 Otras culturas, como la zapoteca, tenía registros escritos de hechos históricos que se remontaban al año 500 a. C. Por mucho tiempo, sin embargo se dejó de tener acceso a esos conocimientos de las civilizaciones mesoamericanas y se ignoró la existencia de estos registros hasta el siglo XX.

Polémica europea

Los europeos intentaron buscar explicaciones para el origen de los seres humanos con los que se estaban encontrando. Alejo Venegas opinó que provenían de navegantes cartaginenses. Agustín de Zárate consideró que los indígenas podían haber llegado pasando por la Atlántida, antes de que se hundiera según los relatos de Platón. Sin embargo, la mayoría de las primeras explicaciones fueron religiosas, por ejemplo varios autores los europeos pensaron que los pobladores de América provenían de las tribus perdidas de Israel.

El sacerdote Miguel Cabello Valboa, malagueño, consideró que los aborígenes americanos descendían del patriarca Ofir (Génesis 10:29) e identificó América con el reino de ese nombre, rico en oro, mencionado en la Biblia (1Reyes 9:28).5 La idea de situar Ofir en las Antillas fue sugerida por Cristobal Colón, apareció como nota la margen en la edición de 1540 de Robert Estienne de la Biblia y fue expuesta, entre otros, por Pedro Mártir de Anglería en 1526.7 La identificación de Ofor con el Perú fue sustentada por el teólogo español Benito Arias Montano en 15728 y por el erudito Johannes Goropius Becanus en 1580.

El naturalista José de Acosta, sacerdote jesuita, fue el primero en abordar científicamente el poblamiento de América a partir de los descubrimientos geográficos que indicaban la distancia entre Asia y América por el norte es pequeña y los dos continentes están separados apenas por un brazo de mar. Acosta descartó explícitamente la hipótesis sobre el paso por el continente perdido de la Atlántida y añadió además que las tierras desconocidas donde según el Apocalipsis de Esdras fueron llevadas las tribus cautivas de Israel, "no tienen mayor relación con América que la encantada y fabulosa Atlántida". Acosta demostró que no solamente seres humanos transitaron entre los dos continentes, sino también varias especies animales.

Continuando con una visión científica Fray Gregorio García, hizo una detallada exposición de las diferentes hipótesis conocidas sobre el poblamiento de América, por tierra o por mar. Para él, los indígenas provenían de Asia, de China o Tartaria, dadas las semejanzas físicas entre los habitantes de unos y otro continente.

En contraste, en 1650, James Ussher estableció, basado en la Biblia, que las tribus perdidas abandonaron Israel en el año 721 a. C. y, sobre esa base, la cultura europea sostuvo que América había sido poblada alrededor del año 500 a. C. También tratando de apoyarse en la Biblia, el sacerdote sevillano Diego Andrés Rocha, que vivió desde niño en el Perú, expuso la teoría según la cual el continente americano fue poblado por descendientes de Túbal (hijo de Jafet, Génesis 10:2-5), una parte de los cuales habría poblado España, otra parte la Atlántida y la otra a través de esa hipotética isla, antes de que se hundiera, habría llegado a América. Rocha complementó su teoría con la comparación entre los conquistadores españoles y Moisés.

Charles Abbott

En 1876, Charles Abbott, un médico norteamericano, encontró unas herramientas de piedra en su granja de Delaware. Debido a las características toscas de los instrumentos, pensó que podrían pertenecer a los antepasados remotos de las culturas indígenas modernas. Debido a ello, consultó con un geólogo de Harvard, quien estimó en 10.000 años de antigüedad la grava que se encontraba alrededor del hallazgo. Abbott sostuvo entonces que se trataba de un asentamiento humano del Pleistoceno, es decir, muchos miles de años más antiguo de lo que establecían las teorías bíblicas dominantes.

La teoría de Abbott fue rechazada por las jerarquías cristianas por oponerse a la Biblia y por la comunidad científica organizada por el Instituto Smithsoniano por no cumplir con los estándares científicos que exigía. Entre los científicos que rechazaron la hipótesis de Abbot se encontraban Aleš Hrdlička y William Henry Holmes. En la actualidad se ha comprobado que Abbott tenía razón en muchas de sus hipótesis y la granja ha sido declarada Monumento Histórico Nacional.

El descubrimiento del sitio de Folsom

En 1908, George McJunkin encontró unos enormes huesos en un barranco de la aldea Folsom, Nuevo México. McJunkin, un esclavo liberado por la Guerra Civil estadounidense, era geólogo, astrónomo, naturalista e historiador aficionado y durante años intentó llamar la atención de los vecinos de Folsom sobre la probable antigüedad de los huesos. En 1926, cuatro años después de la muerte de McJunkin, el director del Museo de Historia Natural de Colorado, Jesse D. Figgins, se enteró del lugar y descubrió varias puntas de flecha de un estilo muy refinado que luego volverían a encontrarse en Clovis y otros sitios. Una de ellas estaba incrustada en la tierra que rodeaba al hueso de un ejemplar de bisonte extinto miles de años atrás.

Figgins llevó las puntas de lanza a Washington DC para enseñárselas a Aleš Hrdlička, en el Instituto Smithsoniano, quien si bien lo trató cortésmente y le sugirió una serie de reglas metódicas para el caso de nuevos descubrimientos, se mantuvo sumamente escéptico y consideró hasta el fin de su vida que Folsom no constituía una prueba concluyente de que América hubiera estado poblada durante el Pleistoceno.

En agosto de 1927, el equipo de Figgins encontró una punta de lanza ubicada entre dos costillas de bisonte. Figgins envió un telegrama y tres científicos viajaron para ser testigos del hecho, e informar de la seriedad del hallazgo. En ese momento, la comunidad científica norteamericana comenzó a aceptar la importancia del yacimiento de Folsom.

El descubrimiento de la Cultura Clovis

La típica punta Clovis.

En 1929, Ridgely Whiteman, un joven indígena de 19 años que venía siguiendo las investigaciones que se estaban realizando en la cercana localidad de Folsom, escribió una carta al Instituto Smithsoniano sobre una serie de huesos que había encontrado en la aldea de Clovis, Nuevo México. En 1932, una excavación realizada por un equipo dirigido por Edgar Billings Howard, de la Universidad de Pensilvania, confirmó que se trataba de un asentamiento indígena durante el Pleistoceno y verificó el tipo especial de punta de flecha que sería conocida como "punta Clovis". Al ser descubierta la datación por carbono 14, en 1949, el método fue aplicado en los yacimientos de Clovis, resultando en antigüedades que oscilaban entre el año 12.900 adP y 13.500 adP.14 La datación por radiocarbono fue establecida en 11.500 a 10.900 años antes del presente y revisada luego a 11.050 a 10.800 adP.

Desde la década de 1930 y, sobre todo, desde la confirmación de las fechas por el método del carbono 14, la comunidad científica norteamericana organizada alrededor del Instituto Smithsoniano aceptó que la Cultura Clovis era la más antigua de América y que estaba directamente relacionada con la llegada de los primeros hombres. Esto se conoció como Consenso Clovis y tuvo gran aceptación mundial hasta fines del siglo XX. El Consenso Clovis fue la base de la teoría del poblamiento tardío de América.

Hrdlička y la teoría del ingreso desde Siberia cruzando el estrecho de Bering

En 1937, Aleš Hrdlička, retomando un argumento de Samuel Haven, sostuvo que el ser humano había ingresado a América por Alaska, proveniente de Siberia, Asia, cruzando el estrecho de Bering. Algunas publicaciones le atribuyen erróneamente a Hrdlička haber postulado la teoría más moderna, aquella que señala que el hombre cruzó caminando por una zona llamada Puente de Beringia formado a raíz del descenso del nivel de las aguas del Estrecho de Bering, durante el último período glacial.

Si bien Hrdlička nunca se pronunció expresamente sobre la fecha de llegada del hombre al continente americano, rechazó sistemáticamente las pruebas que proponían la existencia de paleoindios y sostenía que, a diferencia de Europa, no existían rastros en América que permitieran hablar de presencia humana durante el Pleistoceno (1,8 millones de años adP - 10.000 años adP), en tiempos de la última glaciación. De hecho, Hrdlička consentía la creencia del Instituto Smithsoniano, representada por William Henry Holmes, que sostenía que los primeros habitantes de América habían ingresado en un pasado reciente, imprecisamente estimada en unos pocos siglos.

Teoría del poblamiento por el Puente de Bering, el corredor libre de hielo y el Consenso Clovis

Se encuentra plenamente probado que durante la última glaciación, la Glaciación de Würm o Wisconsin, la concentración de hielo en los continentes hizo descender el nivel de los océanos en unos 120 metros. Este descenso hizo que en varios puntos del planeta se crearan conexiones terrestres, como por ejemplo Australia-Tasmania con Nueva Guinea; Filipinas e Indonesia; Japón y Corea.

Uno de esos lugares fue Beringia, nombre que recibe la región que comparten Asia y América, en la zona en que ambos continentes están en contacto. Debido a que el Estrecho de Bering, que separa Asia de América, tiene una profundidad de entre 30 y 50 metros, el descenso de las aguas dejó al descubierto un amplio territorio que alcanzó 1500 kilómetros de ancho uniendo las tierras de Siberia y Alaska, hace aproximadamente 40.000 años adP.

"Existía en ese entonces un puente terrestre entre Asia y Alaska, que apareció cuando los glaciares del último período glaciar estaban en su máximo, aprisionando millones de kilómetros de precipitación que normalmente habrían ido a los océanos. La falta de esa agua redujo el nivel del mar de Bering más de 90 metros, bastantes para convertir los bajos del estrecho en un puente de tierra que unía los dos continentes".
Su primera formación sucedió aproximadamente 40.000 años adP manteniéndose unos 4.000 años. Su segunda formación se produjo aproximadamente 25.000 años adP permaneciendo hasta aproximadamente 11.000-10.500 adP (Scott A. Elias17 ), cuando volvieron a subir las aguas al final de la glaciación, inundando gran parte del territorio y separando Asia de América por el Estrecho de Bering.

El dato más importante para establecer una teoría migratoria durante la última glaciación es el hecho de que Canadá estaba completamente cubierta de hielo durante la última glaciación, invadida por dos gigantescas placas: la Placa de Hielo Laurentina y la Placa de Hielo de la Cordillera. Esto hacía imposible la entrada al continente más allá de Beringia.

Apareció entonces la teoría del "corredor libre de hielo" (ice-free corridor, en inglés). Según esta teoría, en los instantes finales de la última glaciación, comenzaron a derretirse los bordes en contacto de las dos grandes placas de hielo que cubrían Canadá, abriendo un corredor libre de hielo de unos 25 km de ancho, que seguía, primero el valle del río Yukón y luego el borde este de las Montañas Rocallosas por el corredor del río Mackenzie. Los científicos que sostienen la teoría estiman que esto ocurrió en el 14.000 años adP, aunque otros cuestionan la fecha y afirman que no pudo haber sucedido hasta 11.000 años adP, invalidando así la posibilidad que quienes originaron las culturas de Folsom y Clovis usaran esa ruta, ya que estas ya existían en esta última fecha. Una vez abierto el corredor, los seres humanos que estaban en Beringia pudieron avanzar hacia el interior de América y dirigirse al sur. La teoría ha sido ampliamente aceptada como parte integrante del Consenso de Clovis, pero no hay evidencias directas que prueben el paso de seres humanos por ese corredor.

El primero en proponer la posibilidad de ese corredor fue el geólogo canadiense W.A. Johnston en 1933, y quien acuñó el término "corredor libre de hielo" fue Ernst Antevs, en 1935.20 A partir de esos datos cronológicos, se desarrolló entonces una teoría migratoria sosteniendo que las tribus asiáticas que habían penetrado en Beringia, permanecieron allí varios miles de años hasta que, poco antes de finalizar la última glaciación (10.000 adP) y de que el Puente de Beringia se inundara, se formara un estrecho corredor libre de hielo que les permitió dirigirse al sur.

Esta teoría se articuló con los descubrimientos de la Cultura Clovis que databan del año 13.500 adP para concluir que había sido integrada por los primeros migrantes que ingresaron por el Puente de Beringia, de la que a su vez habrían descendido todas las demás culturas indoamericanas. El primero en componer un posible modelo migratorio de asiáticos hacia América a través de Beringia fue Caleb Vance Haynes en un artículo publicado en la revista Science en 1964.21 Esta explicación, conocida actualmente como teoría del poblamiento tardío o Consenso Clovis, fue aceptada en forma generalizada durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX.

Más recientemente se ha fortalecido la posibilidad de que los pobladores de América provenientes de Beringia utilizaran una ruta alternativa hacia el sur bordeando la costa.22 Debido al descenso del nivel del océano esa posible ruta se encontraba al oeste de la actual costa norteamericana y en el presente está cubierta por las aguas del Océano Pacífico, complicando los estudios arqueológicos. En un reciente estudio submarino se encontró una herramienta de piedra de una antigüedad de 10.000 años adP a una profundidad de 53 metros.

La crisis del Consenso Clovis

A partir de las últimas décadas del siglo XX, las teorías combinadas que constituyen el consenso de los clovis o teoría del poblamiento tardío —antigüedad, lugar de ingreso, rutas migratorias, etc.— entraron en crisis. En primer lugar, se ha cuestionado la antigüedad de la llegada del hombre a América. La postura Clovis first sostiene que la misma no pudo ser mayor a 14000 AP y que clovis fue la primera cultura americana. Esta postura es congruente con las glaciaciones periódicas, pues antes de esa época, Canadá estaba cubierto por hielo y era imposible toda circulación desde el puente de Beringia hacia el sur.

Sin embargo, cada vez existe más evidencia incontrastable de presencia humana en América anterior a 14000 AP. La mayor parte de ellos había sido desechados por los defensores de la teoría del poblamiento tardío al considerar «inconsistentes» los hallazgos, o argumentando contaminación de los yacimientos por factores extrahumanos —como en el caso de los descubrimientos de Lorena Mirambell en Tlapacoya (México) o Niède Guidon en Pedra Furada (Brasil)—. En contraste con la encontrada en otros sitios arqueológicos, la evidencia descubierta en Monte Verde (Chile) por Tom Dillehay son incontrovertibles, y se ha fechado en 12.500 años adP (Monte Verde I) y 33.000 años adP (Monte Verde II). En 1997, visitó Monte Verde una delegación de los más importantes investigadores del mundo, entre los que se encontraba Calbot Vance Haynes, el más importante defensor de la teoría del poblamiento tardío. La delegación concluyó, aunque con algunas reticencias, que Monte Verde I es real. Por su antigüedad cercana al año tope del consenso clovis, su ubicación en el otro extremo del continente, y la ausencia de similitudes con la cultura clovis, el reconocimiento generalizado de Monte Verde ha supuesto el fin de la teoría del poblamiento tardío como teoría hegemónica en la arqueología del poblamiento de América.

Simultáneamente, se han producido otros hallazgos arqueológicos, genéticos, lingüísticos y geológicos que han abierto múltiples teorías y complejas combinaciones sobre el verdadero origen, momento de llegada y rutas seguidas para el poblamiento de América.

Nuevas teorías, nuevos hallazgos y nuevos estudios

El actual debate sobre la llegada del hombre a América se caracteriza por el apasionamiento que muestran los científicos, la variedad de teorías y subteorías, los resultados contradictorios, la cantidad de estudios y contra estudios y titulares llamativos en los periódicos. Para el público en general se trata de un cuadro de gran confusión.

Las investigaciones genéticas

Desde la década de 1980, la investigación genética del investigador Goicoche Mendez ha ido ocupando un papel cada vez más destacado en las ciencias sociales y, en particular, en las investigaciones sobre población y ascendencias, disciplina que lleva el nombre de arqueología o antropología genética. Los genetistas utilizan el ADN mitocondrial (ADNmt) para seguir el linaje femenino y el cromosoma Y (ADN-Y) para seguir el linaje masculino.

Flechas prehistóricas amerindias, conservadas en Washington.

En 1981, se estableció el mapa del ADN mitocondrial y, en 1990, Douglas C. Wallace determinó que el 96,9% de los indígenas de América estaban agrupados en cuatro haplogrupos mitocondriales (A, B, C, y D), lo que significa una notable homogeneidad genética.

En 1994, James Neel y Douglas C. Wallace establecieron un método para calcular la velocidad con que cambia el ADN mitocondrial. Ese método permitió fechar el origen del Homo sapiens, la famosa Eva mitocondrial, entre 100.000 y 200.000 años adP25 y la salida de África entre 75.000 y 85.000 años atrás. 

Aplicando este método, Neel y Wallace estimaron en 1994 que el primer grupo humano en ingresar a América lo hizo entre 22.414 y 29.545 años.

En 1997, los brasileños Sandro L. Bonatto y Francisco M. Salzano aplicaron el método sobre el haplogrupo A, casi completamente ausente de Siberia, y obtuvieron resultados que van de 33.000 a 43.000 años adP. Estos científicos sostienen que durante miles de años se estableció una gran población en el Puente de Beringia donde se diferenciaron genéticamente, y que es de esa población de la que provienen los primeros migrantes hacia América.

El genetista argentino Néstor Oscar Bianchi analizó la herencia paterna en comunidades indígenas sudamericanas y concluyó que hasta el 90% de los amerindios actuales derivan de un único linaje paterno fundador que denominó DYS199T y que colonizó América desde Asia a través de Beringia hace unos 22.000 años.

Más recientemente, el genetista estadounidense Andrew Merriwether, de la Binghamton University, quien perteneciera al equipo de Wallace, sostuvo que la evidencia genética sugiere que América fue poblada mediante una sola población proveniente de Mongolia, como sostenía Aleš Hrdlička. La razón de esto es que en Siberia los haplogrupo A y B casi no se encuentran presentes, mientras que en Mongolia se encuentran los cuatro principales haplogrupos indoamericanos (A, B, C y D), salvo el X.

Merriwether destaca que los 4 haplogrupos se encuentran presentes en toda América, pero que dentro de ellos pueden localizarse mutaciones genéticas diferentes, según se trate de indígenas de Sudamérica o Norteamérica. Esto sugeriría que, una vez ingresados a América, algunos grupos migraron rápidamente hacia Sudamérica, mientras que otros poblaron Norteamérica y Centroamérica. A su vez, las mutaciones genéticas muestran migraciones entre Sudamérica y el sur de Centroamérica (Panamá y Costa Rica), pero no más allá.

En 2006, el equipo de Merriwether se encontraba estudiando si las poblaciones modernas de amerindios eran descendientes de los pueblos antiguos que vivían en esos mismos lugares o se trataba de nuevas migraciones que reemplazaron culturas más antiguas.

En 2007, un grupo de genetistas estimó que la salida de Beringia debió producirse siguiendo la ruta costera del Pacífico, en un periodo que inicia hace ~19–18 mil años y termina hace ~16–15 mil años (i.e., hacia el final del último máximo glacial).

En 2009, otro equipo de investigadores le dio al poblamiento de América una antigüedad de 15.000 años, basados en cálculos según el reloj mitocondrial aplicado a los linajes mitocondriales.

La antigüedad

La antigüedad del hombre en América está sometida a gran controversia científica. La fecha más tardía es la que sostienen los defensores de la teoría del poblamiento tardío y está relacionada con la Cultura Clovis, que ha establecido sin dudas una presencia humana hace 13.500 a. C. Los defensores de esta teoría sostienen que la fecha de ingreso al continente no pudo ser posterior al 14.000 a.C. porque fue en ese momento cuando se abrió el corredor libre siguiendo el río Mackenzie a través del actual territorio canadiense. A partir de ese piso diversas investigaciones científicas han propuesto fechas muy diferentes:

33.000 años (Monte Verde II-Chile; Bonatto-Salzano, 1997)

40.000 años (Cuenca del Valsequillo, México)

48.000 años (Montalvania, Brasil -Shigueo Watanabe)

50.000 años (Topper-EEUU)

60.000 años (Cave-EEUU)

60.000 años (Pedra Furada-Brasil).

La fecha más antigua propuesta hasta el momento ha sido publicada por los científicos brasileños Maria da Conceição de M. C. Beltrão, Jacques Abulafia Danon y Francisco Antônio de Moraes Accioli Doria, que sostienen haber hallado algunas herramientas de cuarcita en el sitio de Toca da Esperança, un "chopper", un guijarro con marcas de golpes y una lasca, que fueron datadas en 295.000 a 204.000 años de antigüedad, lo que indicaría presencia humana anterior al homo sapiens. En Calico, cerca de Barstow (California), fueron hallados cerca de 4 mil cantos y lascas de silex presuntamente tallados y 6 mil lascas desecho, con dataciones por diferentes métodos que oscila entre los 135.000 y 202.000 años, aunque se ha generado un fuerte debate entre quienes consideran que el material es producto de la mano del hombre y quienes creen que son geofactos, resultado de meros accidentes de la naturaleza. En Old Crow, en el extremo noroccidental de Canadá, se encontraron, un hueso de bisonte con una marca de corte producida por humanos, que data de hace 72 mil años, así como otros huesos con presuntas marcas de corte, en un estrato datado en más de 300.000 años. Para Maria Beltrão y Rhoneds Aldora Perez, fue posible un poblamiento humano en América anterior al H. sapiens, hace más del 300 mil años durante la glaciación illinoiense, realizado por alguna variante del H. erectus, con una industria lítica de cantos y lascas. Sin embargo, no se han encontrado fósiles humanos ni aportado otras pruebas que confirmen aquello.

¿América del Sur primero?

Uno de los elementos que ha llamado la atención de algunos investigadores es la reiteración de sitios de gran antigüedad en Sudamérica y la escasa cantidad de los mismos en Norteamérica. El dato es llamativo, entre otras cosas, porque Estados Unidos y Canadá han dedicado grandes recursos a investigar los sitios arqueológicos, a diferencia de lo que sucede en el sur. No es probable que los sitios más antiguos del norte hayan quedado sin descubrir. El dato es llamativo porque, si América fue poblada desde Siberia, los sitios más antiguos deberían hallarse en el norte.

Adicionalmente, algunos estudios han detectado entre los paleoindios suramericanos y norteamericanos diferencias de consideración en genes y fenotipos: aquellos con rasgos más australoides, estos con rasgos más mongoloides. Estos elementos han causado una creciente adhesión de algunos investigadores a la hipótesis de un poblamiento autónomo de América del Sur, no proveniente de Norteamérica. Esta hipótesis se relaciona estrechamente con la teoría del ingreso por la Antártida desde Australia.

Otras teorías, otras rutas posibles propuestas

Otras teorías sugieren también otras rutas de migración del hombre hacia América; éstas probables rutas alternas son:

Península de Kamchatka (Siberia)-islas Aleutianas (océano Pacífico)-Península de Alaska (Alaska)-Archipiélago Alexander-Isla de Vancouver. Procedencia asiática. Habrían utilizado embarcaciones muy primitivas para el transporte y viaje.

Oceanía-Antártida-América del Sur. También habrían utilizado balsas. El antropólogo portugués A. Mendes Correia, quien sostuvo esta hipótesis en 1928, descartó otras rutas de migración.

Melanesia-Polinesia-América. También habrían utilizado balsas primitivas. El antropólogo francés Paul Rivet, quien planteó esta teoría en 1943, dijo que el hombre americano es de origen multirracial, por lo que no negaba otra ruta de inmigración. Esto fue contrario a los planteamientos de Aleš Hrdlička y Mendes Correia, quienes sostenían que la procedencia era de una sola raza.

Europa-Océano Atlántico-América. Remy Cottevieille-Giraudet documentó entre 1928 y 1931 la hipótesis del origen europeo (Cro-Magnon) de los "pieles rojas" (algonquinos). En 1963, Emerson Greenman planteó la ruta hipotética de la migración europea a América durante el paleolítico superior y el origen europeo de los beotucos de Terranova. Bruce Bradley y Dennis Stanford replantearon en 1999 la existencia de esa migración basados en las similitudes entre la industria lítica solutrense, y la Cultura Clovis, refrendados en las investigaciones de ADN mitocondrial realizadas por Michael Brown. La teoría, conocida como la Solución solutrense, supone que antiguos habitantes de Europa Occidental navegaron por el Atlántico de la era glacial, desplazándose entre los hielos flotantes, de manera parecida a la de los esquimales, hasta alcanzar la costa occidental de América del Norte.

En 1950, el español radicado en Argentina Salvador Canals Frau propuso la hipótesis de cuatro grandes corrientes pobladoras: a pie por Beringia, navegando en canoas por las Islas Aleutianas, navegando a través del océano Pacífico para desembarcar en Mesoamérica y navegando a través del océano Pacífico para desembarcar en Sudamérica.

Migración seguida de extinción: Bien podrían haber ocurrido una o varias migraciones hace 40.000 años o aún más antiguas, que hubieran dejado trazas aisladas de esta presencia, pero con el resultado de que esos grupos se hubieran luego extinguido antes o contemporáneamente a oleadas humanas posteriores. Respecto de esta razonable hipótesis no existen confirmaciones concluyentes, aunque ciertamente ello en cierto sentido permitiría compatibilizar la diversidad de teorías hasta ahora manejadas.

Algunas conclusiones provisionales

Más allá de los debates en marcha y la gran cantidad de preguntas y contradicciones que se presentan en el debate científico actual es posible realizar algunas conclusiones precarias:

Es altamente probable que el hombre americano primitivo proceda del continente asiático, especialmente de las estepas siberianas o de la región del Sudeste asiático. Las semejanzas entre grupos poblacionales asiáticos de esas regiones y la mayoría de los aborígenes americanos ha sido objeto de análisis: etnología, lingüística, cosmología y el pico del continente se haya producido de norte a sur. De todos modos el hecho de que las dataciones de máxima antigüedad que cuentan con consenso de la comunidad científica, Clovis (EEUU, 12.900-13.500 adP) y Monte Verde (Chile, 12.500 adP), se encuentren simultáneamente en América del Norte y en el extremo sur de la Patagonia impide sacar una conclusión definitiva sobre este punto. Sin embargo, estas fechas son aún muy recientes frente a otras fechas datadas en diversos lugares de América, que aún no cuentan con el consenso de la comunidad científica. Habrá que esperar que estos estudios se consoliden. Por ejemplo, entre las numerosas cavernas del nordeste de Brasil se encuentra una conocida como Toca do Boqueirāo da Pedra Furada, la cual cuenta con numerosas evidencias de asentamiento primitivo como instrumentos líticos. Sin embargo, se encontraron otros artefactos en cuarzo que son datados de hace 40 mil años. Semejante observación no es aceptada fácilmente por otros estudiosos que dicen que los cuarzos difícilmente tienen formas definidas que puedan ser consideradas manufactura y que no tiene sentido que los supuestos habitantes de la caverna hubiesen preferido el cuarzo a la piedra abundante del lugar. Las objeciones no restan los misterios que abre Pedra Furada y las excavaciones continúan. Pero aún más al sur, en Chile, las excavaciones de Tom Dillehay y otros muchos arqueólogos en Monte Verde revelan restos de comida e instrumentos que se datan de hace 12 mil e incluso 30 mil años. También Monte Verde es contestado por muchos como una de las más antiguas evidencias humanas en América, pero son más contundentes que las que existen en el hemisferio boreal del continente.

Las culturas prehistóricas y las civilizaciones de América se desarrollaron de manera aislada al resto del planeta.

La Revolución Neolítica americana es original y carece de toda relación con la que se produjo en la Mesopotamia asiática.

No existen pruebas serias de la llegada a América de seres humanos luego de que se cerrara el Puente de Beringia hace 11 mil años (Scott A. Elias), ni hay pruebas contundentes que permitan concluir definitivamente que los pueblos americanos tuvieron contactos con pueblos de otros continentes. Está probado que en 982 los vikingos comenzaron la exploración de Groenlandia y Canadá, pero su penetración en el continente no fue significativa. Otras hipótesis, como la llegada de los fenicios, egipcios, griegos, hebreos, chinos, japoneses, jowanes y polinesios gracias a sus habilidades marítimas, siguen siendo hipótesis de difícil demostración. Menos evidencia existe aún de una eventual presencia de americanos en los demás continentes.

El encuentro de dos mundos

Pasan 10 a 15 generaciones y los hombres primitivos se asientan en territorio americano. Fueron estimulados por los abundantes recursos que iban encontrando cuanto más tierras conocían y, cuando el peregrinaje iba avanzando cada vez más al sur, hallaban mejores condiciones climáticas y mayores facilidades para la caza. Por otra parte, las condiciones en el "puente de Beringia" habían cambiado. Se había hecho más pantanoso, por lo que su aventura fue un viaje sin retorno. Fue una épica acción de descubrimiento y conquista. Sin darse cuenta, fueron los primeros seres humanos en pisar suelo del Nuevo Mundo.

Tiempo que duró el poblamiento

Al sur de Chile se han encontrado restos fósiles de recolección y caza, de hace 7.000 años. Si se considera que el poblamiento de América empezó hace 36.000 años y que su huella más antigua en el extremo sur del continente data de hace 7.000 años, se deduce que el poblamiento de América duró 29.000 años.

Ruta y cronología del primitivo poblamiento

Muchas bandas siguieron la ruta norte-sur, por el lado occidental del continente, por las vertientes de las cordilleras y los valles intramontanos. Se han encontrado huellas humanas de avances en:

Topper (Carolina del Sur, Estados Unidos). Restos humanos fechados hacia el año 50.000 adP.

Pedra Furada (Piauí, Brasil). Restos humanos fechados hacia el año 50.000 adP.

La Toca (Brasil). Restos humanos fechados hacia el año 45.000 adP.

American Falls (Estados Unidos). Restos fechados hacia el año 43.000 antes del presente.

Cuenca del Valsequillo (México). Huellas humanas fechadas hacia el año 40.000 antes del presente.

Lewisville (Texas, Estados Unidos), con fechas de 37.000 años antes del presente.

Monte Verde II (Puerto Montt, Chile). Restos de 33.000 años.

El Cedral (SLP, México). Restos humanos y artefactos líticos con una antigüedad de 31 000 años.

Tequixquiac (Méx, México). Hueso sacro de Tequixquiac de hace 22.000 años.

Tlapacoya (Méx, México). Navaja de obsidiana de hace 21.000 años.

Meadowcroft Rockshelter (58 km de Pittsburgh, Estados Unidos) 16 a 19 mil años.

Paccaicasa (Ayacucho, Perú). Puntas de proyectil, raspadores, cuchillos; de 17.000 años, aproximadamente. El antropólogo Mc Neish opina que estos inmigrantes llegaron a los Andes peruanos hace 22.000 años.

Cavernas de Tulum (Tulum), México). Cuatro esqueletos humanos, 14.500, 12.000 y 10.000 años.

El Muaco y El Jobo (Venezuela). Industria lítica muy tosca, de 14.000 y 12.000 años.

El Guitarrero (Ancash, Perú). Industria lítica de lascas, una punta de proyectil y un cuchillo; ambas bifaciales, de hace 13.000 años.

Piedra Museo (Santa Cruz, Argentina). Restos de 13.000 años.

Mujer del Peñón (Peñón de los Baños, México). Restos de 13.000 años.

Monte Verde I (Puerto Montt, Chile). Restos de 12.500 años.

El Abra (Zipaquirá, Colombia). Instrumentos líticos, asociados con huesos de animales y fragmentos de carbón vegetal de 12.400 años.

Chivateros (Callao, Perú). Industria lítica para labores de recolección, de hace 12.000 años.

Los Toldos (Santa Cruz, Argentina). Restos de caza y recolección de hace 12.000 años.

Lagoa Santa (Brasil). Restos fósiles de hace 12.000 años.

Lapa Vermelha (Brasil) cráneo y esqueleto de Luzia, de hace 11.400 años.

Gruta Pedra Pintada (Pará, Brasil). Pinturas rupestres e industria lítica fechadas hacia el año 11.310 adP.

Clovis. Restos de caza y recolección de hace 11.050 años.

Cueva Fell (Tierra del Fuego, Chile). Restos datados entre 10.000 y 11.000 años.

Paiján (La Libertad, Perú). Esqueletos humanos de hace 10.000 años.

Las Vegas. Península de Santa Elena. Ecuador. Cementerio con 200 enterramientos diferentes fechados en el 10.000 a. C. y vestigios del cultivo del zapallo en el 7.000 a. C.

Lauricocha (Huánuco, Perú). Industria lítica, fósiles de animales, plantas y esqueletos humanos y pinturas rupestres de hace 10.000 años.

Toquepala (Tacna, Perú). Pinturas rupestres de hace 9.000 años.

Cueva de las Manos (Santa Cruz, Argentina). Pinturas rupestres de hace 9.300 años.

Intihuasi (Argentina). Restos pre cerámicos de hace 6.000 años.

Tecnología y Contactos a Larga Distancia


La ausencia de animales de carga, la ausencia de ríos navegables de importancia así como la configuración predominantemente norte-sur del continente americano dificultaron la integración de amplias áreas del continente en estados extensos y limitó los contactos entre las diferentes culturas surgidas.

En Eurasia algunas de las principales culturas agrícolas (Mesopotamia, Antiguo Egipto y China) surgieron en las cuencas de grandes ríos, y los primeros estados importantes estuvieron ligados a la construcción cooperativa a gran escala de grandes obras hidráulicas. Esto contrasta con el desarrollo agrícola y de los primeros estados en América, que en general no estuvieron ligados a las grandes cuencas fluviales.

Por otra parte, la llegada del hombre a América supuso extinciones masivas de animales de tamaño grande y mediano debido a la caza excesiva. Eso dificultaría la domesticación de animales que pudieran ayudar a la agricultura y el transporte de largas distancias en épocas posteriores. En la región andina se domesticó la llama, pero en modo alguno pudo hacerse de ella un uso similar al que se hizo en Eurasia del burro o el caballo.

Finalmente, Eurasia es un continente cuya dimensión principal va de este a oeste, y esto permitía que los desarrollos tecnológicos en una cierta latitud generalmente se difundieran a grandes distancias sobre la misma latitud, al existir climas similares. En cambio, en América el clima varía de manera importante al extenderse de norte a sur, por lo que las adaptaciones particulares de pueblos en ciertas latitudes podían no ser útiles para los pueblos de otra latitud diferente.

Economía de la América Precolombina


La economía de las culturas más complejas socialmente se basaba en el cultivo de caraotas, o porotos en algunas partes, y calabaza o auyama en Mesoamérica; mientras que en el área andina se destacaban también el maíz, los frijoles y las calabazas así como tubérculos como la papa, y a pavos en el caso de América del Norte (México). En América del Sur, y más precisamente en el área Central Andina (cultura Inca), destacaron el cuy (conocidos como conejillos de Indias por los españoles), las llamas, una variedad decamélidos de la región andina que conformaban otra especie animal domesticada para transportar carga (pueden cargar unos 40 kilos en los Andes, donde las necesidades de transporte de carga eran muy grandes). La alpaca se domesticó para la obtención de su abundante lana y carne, la cual siempre fue muy apreciada. En cambio, la vicuña y elguanaco eran especies semejantes a las llamas, aunque más pequeñas, pero que no se llegaron a domesticar y eran cazadas para la obtención de carne, lana y pieles. Todas estas especies de camélidos eran más bien escasas y siguen siéndolo, lo cual es una especie de paradoja, ya que todas las especies de camélidos existentes en el mundo proceden del continente americano y atravesaron el Estrecho de Bering hace casi 40 millones de años, en sentido inverso al de la migración mucho más reciente .

Culturas de la América Precolombina



Ejemplo de arquitectura maya en Uxmal.



Complejo inca de Machu Picchu, ejemplo de la arquitectura incaica.

En la América precolombina se desarrollaron cientos de culturas y decenas de civilizaciones originales a lo largo de todo el continente. Las consideradas altas culturas precolombinas surgieron en Mesoamérica y los Andes. De norte a sur podemos nombrar las culturas Mexica, Maya, Muisca, Cañaris , Moche, Nazca, Tiahuanaco e Inca, entre otras. Todas ellas elaboraron complejos sistemas de organización política y social y son notables por sus tradiciones artísticas y sus religiones.

En el resto del continente el desarrollo cultural no fue menos importante, desarrollándose avanzados sistemas de gestión ambiental como en el Amazonas, en Beni e incluso en una de las primeras sociedades democráticas constitucionales como Haudenosaunee.

En los asentamientos humanos no alcanzaron un nivel cultural tan elevado como en las civilizaciones antes señaladas, en parte por su menor densidad de población y, sobre todo, por sus actividades seminómadas (caza de varios animales, etc.). Podemos citar entre los grupos étnicos preponderantes de Norteamérica a los yaquis, seris, apaches, mohicanos, navajos,cheyennes, iroqueses, esquimales, etc.

Las civilizaciones americanas descubrieron e inventaron elementos culturales muy avanzados como calendarios, complejos sistemas de mejoramiento genético como el que generó el maíz y la papa, sistemas de construcción antisísmicos, así como un dominio en el trabajo de la piedra, sistemas de gestión ambiental de amplias zonas geográficas, sistemas de riego, nuevos sistemas de escritura, nuevos sistemas políticos y sociales, una avanzada metalurgia y producción textil.

Las civilizaciones precolombinas también descubrieron la rueda, que no resultó de utilidad productiva debido en parte a las cordilleras y selvas donde se encontraban, pero fue utilizada para la fabricación de juguetes.

Otro de los elementos comunes de las culturas precolombinas que alcanzó un alto grado de desarrollo fue la edificación de templos y monumentos religiosos, siendo claros ejemplos las zonas arqueológicas de Caral,Chavín, Moche, Pachacámac, Tiahuanaco, Cuzco, Machu Picchu y Nazca, en los Andes Centrales yTeotihuacan, Templo Mayor en la ciudad de México, Tajín, Palenque, Tulum, Tikal, Chichén-Itzá, Monte Albán, en Mesoamérica.


Norteamérica septentrional

Inuits, Haudenosaunee (Confederación Iroquesa), cultura misisipiana.

Aridoamérica y Oasisamérica

Anasazi, indios pueblo, cultura mogollón, Hohokam, Chichimecas, Seris, Yaquis, Rarámuris, kumiai, Nahuatlacas (Náhuatl), Paquimés.

Mesoamérica

Olmecas, mayas, teotihuacan, zapotecos, tarascos, mixtecos, entre otros.

Centroamérica y Caribe

El señorío de Cuzcatlán (en pipil: Kushkatan palikman) fue una nación precolombina del período posclásico mesoamericano que se extendía desde el río Paz hasta el río Lempa (correspondiendo en la actualidad a la mayor parte de las zona occidental y central de El Salvador); está nación era dominada por los pipiles y cubría un territorio de aproximadamente 10 mil km².

Los Tainos fueron un conjunto de pueblos originarios procedentes del actual territorio de Venezuela, aunque a lo largo de los siglos fueron poblando las distintas islas del arco antillano. Entre ellos se pueden distinguir entre los taínos clásicos y los taínos occidentales (o taínos-ciboney).

Caribes, también llamados caríbales o galibi en algunos documentos históricos, denominaciones derivadas del proto-caribe *karipona: 'hombre(s)'— eran un conjunto de pueblos que, en el momento del contacto colombino en el siglo XVI, ocupaban el noreste de Venezuela y varias Antillas Menores. En las islas del Caribe desaparecieron como etnia independiente como consecuencia de la colonización europea, aunque en las Guayanas, Venezuela y Brasil continuaron dando lugar a los galibis (kari'ñas) modernos y otros pueblos.

Sudamérica

(Épocas preincaicas y Civilización Inca.)

Las civilizaciones extintas

La civilización Caral, también conocida como Caral-Supe o Norte Chico, fue una antigua civilización del Perú, una compleja sociedad preincaica que incluye cerca de treinta grandes asentamientos humanos. 3,200 a.C.– 1,600 a.C

Vicus es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló en entre los años 500 a. C. y 500 d. C. en la zona costera norte del Perú, en el curso inferior del río Piura, a 7 km del distrito de Chulucanas, en la provincia de Morropón, departamento de Piura.

Tiahuanaco fue el centro de la civilización tiahuanaco, una cultura preincaica que basaba su economía en la agricultura y la ganadería, y que abarcó los territorios de la meseta del Collao, entre el occidente de Bolivia, el norte de Chile y el sur del Perú, y que irradió su influencia tecnológica y religiosa hacia otras civilizaciones contemporáneas a ella.

El Imperio Inca, Imperio incaico o Tahuantinsuyo fue un estado precolombino situado en América del Sur. Floreció en la zona andina del subcontinente entre los siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica.

La Confederación Muisca fue la unidad política de los cacicazgos muiscas liderados por el zipa de Bacatá, el zaque de Hunza, el iraca de Sugamuxi y el tundama de Duitama. Subsistió hasta 1541, fecha en que se consolidó la conquista española en el centro de Colombia.

Chimú o Chimor es una cultura del Antiguo Perú surgida en la costa norte tras el declive del Imperio wari entre los años 1000 y 1200. Ocuparon los territorios que antes habitaron los mochicas, llegando a expandir sus dominios, en su etapa de mayor desarrollo, por toda una extensa franja del norte del Perú, desde Tumbes hasta el valle deHuarmey.

Chavín fue una de la grandes civilizaciones americanas que se desarrolló entre los ríos Mosna y Huachecsa,12 13 en la provincia de Huari, departamento de Ancash en el Perú. Se desarrollo entre 1200 a.C.– 200 a.C.

Nazca es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que surgió en la provincia de Nazca (departamento de Ica) alrededor del siglo I y entra en decadencia en el siglo VI.

Paracas es una cultura arqueológica del Antiguo Perú originada a finales del periodo formativo superior, alrededor del 500 a. C. alrededor de la península de Paracas. La península en cuestión se sitúa entre los ríos Ica y Pisco en el actual departamento de Ica. Desde aquel punto de partida, los paracas lograron dominar aproximadamente desde el río Cañete, al Norte hasta Yauca, al Sur, teniendo como centro a la ciudad de Ica.

La cultura Mochica, también llamada Moche, es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló entre el 100 a. C. y el 800 d. C. en el valle Moche teniendo como capital al territorio que actualmente se denomina Huacas del Sol y de la Luna en la región La Libertad, ésta cultura se extendió hacia los valles de la costa norte del actual Perú.

Los charrúas fueron un conjunto de pueblos amerindios que habitaban en los territorios del actual Uruguay, de las actuales provincias argentinas de Entre Ríos, Santa Fe yCorrientes y también en el Estado actualmente brasileño de Río Grande del Sur. Las lenguas charrúas son un grupo lingüístico único y separado de otras lenguas indígenas. Con los únicos grupos lingüísticos que tiene algunas características similares es con las lenguas del Chaco y con las lenguas macro-yê del Brasil.

La cultura mollo fue una civilización preincaica que habitó la zona occidental de la cordillera Real en el actual departamento de La Paz en Bolivia. Esta civilización apareció aproximadamente en el año 700 y se extiende hasta el 1300 o 1400, su decaimiento se confunde con el arribo de los Incas a la zona, por lo cual se cree que estos absorbieron a los mollo aprendiendo algunas técnicas constructivas de ellos.